El mejor regalo si cumple 18

lunes, 14 de junio de 2010



Y para muchos que los pasaron hace tiempo, también.

Una vez cumplido el primer gran objetivo de la adolescencia, llegar a los 16 para entrar legalmente en discotecas, las ilusiones de cualquier joven se centran en una única y gran meta: el carnet de conducir. La deseada tarjetita que les hará libres, les permitirá volver a casa pasada la hora del último autobús, les librará de la lluvia y el frío en la parada y por supuesto, les ayudará en sus conquistas (o eso creen hasta que lo tienen...).


Este no es un regalo que pueda hacer cualquiera, por responsabilidad y por precio, pero es perfecto para los padres, o incluso para algún familiar cercano que se pueda permitir el gasto: el abuelo, los padrinos...
Si hace años que no salta de alegría cuando abre tus regalos, no creas que es porque dejó atrás la infancia. Si también te quejas de que últimamente es menos cariñoso, prueba a regalarle el carnet de conducir. Verás como las hormonas no le han atrofiado la capacidad de lanzarse a tu cuello gritando lo que te quiere.

Para ello debes acercarte a una autoescuela, preferiblemente una que se encuentre cerca de su casa o trabajo, y contratar el pack completo: matrícula, tasas, clases teóricas y prácticas. Aprovecha que con la crisis la mayoría están haciendo ofertas y descuentos especiales, porque te va a salir por un pico. Dependerá sobre todo de las clases prácticas que quieras regalarle, porque cada una ronda los 30 euros.

Pero si no te puedes permitir ese gasto, puedes ayudarle a que se lo saque de una forma más amena. Para aprenderse el código de circulación deberá ir a clase, pero seguro que le divierte y le ayuda alguno de los juegos de autoescuela que puedes encontrar en tiendas como Game, Fnac o El Corte Inglés.

Hay varios diferentes para el PC, desde 9 hasta 30 euros. Si lo prefieres, también lo puedes adquier para la Nintendo DS por unos 26 euros.
El caso es poner un granito de arena (o la playa entera) para ayudarle a sacarse el preciado carnet. Y si de verdad no tienes problemas de presupuesto, ya sabes... ¡el siguiente paso es acercarse al concesionario!